ROBERTO LAVAGNA: “Argentina ha entrado en políticas facilistas”

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Considerado como uno de los más brillantes economistas de Argentina, el ex ministro asoma otra vez como una carta presidencial que interpela a kirchneristas y macristas.

ENTREVISTA DE JORGE ABASOLO  (desde Buenos Aires)

Roberto Lavagna conversa con nuestro medio: “En la Argentina hay problemas de insuficiencia de inversión e insuficiencia en la creación de puestos de trabajo”

HACER PRONOSTICOS en en política es exponerse a quedar en ridículo o dar excusas para más adelante intentar explicar acerca del por qué las cosas no ocurrieron como se predijo.

En Argentina, esto es más complejo aún.

Ya lo dijo ese viejo cascarrabias pero que de política sabía un kilo llamado Harold Wilson: “En política, una semana es una eternidad”. Entonces, los escenarios parecen móviles y giran radicalmente -muchas veces- hasta por cuestiones nimias o simplemente accesorias.

En el diario “Clarín”, el periodista e intelectual argentino Marcelo Moreno me aclara que la política Argentina tiene de todo, menos lógica. Mucha razón tiene el autor de “Contra los argentinos”, un libro que releo cada vez que puedo, o en el umbral de un viaje hacia la tierra del fútbol y  el tango…en ese orden.

Y es que la historia política argentina es un tango cuajado de tragedias: desde Evita Perón, sus caudillos suelen salir del foro en momentos estelares, no en la tranquilidad de sus camas y al final de sus vidas. Y en el centro de esa historia larga y apasionante, pero no muy cuerda. Se enquista el peronismo, ese movimiento contradictorio, demagógico y popular del que Argentina aún no se puede escindir.

Y AHORA…¿QUE?

Los porfiados hechos indican que el legado de Cristina K mantuvo el estilo confrontacional de su marido…y esa malhadada maña de la corrupción, que creció a rangos siderales con los Kirchner.

En cuanto a la delincuencia  -principal problema en el vecino país- ella no pudo posponer más la creación del ministerio de Seguridad, parido en medio de graves conflictos sociales.

¿Cómo un país de tantos recursos y con una educación cívica envidiable, se debate en medio de una postración institucional y una estagnación económica que no se condice con sus potencialidades?

Nuestro entrevistado lo dice de modo claro, preciso y tajante:
-“La oportunidad que construimos con gran esfuerzo entre todos

durante el período 2002-2006 se ha perdido y debemos volver a empezar”.

UN ECONOMISTA DE FUSTE

Roberto Lavagna está considerado como una de las lumbreras del pensamiento económico argentino. Su palabra es respetada y cotizada. Mientras preparo la grabadora y “caliento motores”, Lavagna me responde a una pregunta previa de mi parte:

-“Los últimos ocho años de la Argentina han sido de estancamiento”.

Muchos lo consideran como el último ministro de Economía que pudo ejercer su cargo, que dispuso de un área de acción en la que tuvo poder y logró moverse con comodidad.
Claro que esta situación duró hasta que el ex presidente Néstor Kirchner decidió que Roberto Lavagna tenía demasiado margen de maniobra y el enfrentamiento terminó con la renuncia del hoy ex ministro, en noviembre de 2005.

Ministro de Economía y Producción durante casi cuatro años, entre 2002 y 2005, Roberto Lavagna fue formado en la Universidad de Buenos Aires. Posgrado en la Universidad de Bruselas e investigador asociado en el Center for International Affairs, Universidad de Harvard.

Fue embajador ante la Unión Europea, en Bruselas y ante la OMC y otros organismos económicos internacionales en Ginebra, entre 2000 y 2002.

También desempeñó el cargo de Secretario de Industria y Comercio Exterior, entre 1985 y 1987, período durante el que intervino como inspirador y negociador jefe de los Acuerdos de Integración Argentina-Brasil, hoy Mercosur.

Lavagna fue además presidente del directorio de la empresa siderúrgica La Cantábrica;y socio fundador de Consultora Eurolatina.

Lavagna es autor de “Neoconservadurismo vs/Capitalismo competitivo, “Argentina-Brasil-Mercosur:una decisión estratégica”, “Mercosur, la oportunidad y el desafío” y “La Argentina que merecemos”.

-A su paso por Argentina, el conde de Keyserling, dijo que “el argentino es un hombre descontento”.  En la Argentina actual hay una atmósfera de pesimismo, por eso traigo la frase a colación.

-En términos económicos, claramente hoy se empiezan a sentir los efectos de una tasa de inflación importante, que podemos ubicar en el 26 ó 27 por ciento anual. Y esto no ha empezado ahora. En realidad esto empezó fuerte en el año 2007, pero entre el momento en que la inflación comienza como fenómeno económico y el momento en que la población percibe los efectos negativos de la inflación, hay un cierto tiempo. Ese tiempo ya ha transcurrido y hoy se empiezan a sentir esos efectos.

Hay problema de insuficiencias de inversión, hay insuficiencia de creación de puestos de trabajo.

Entonces, la combinación de esas dos cosas –insuficiente creación de empleo, y de empleo de calidad, más la inflación- son los elementos que empiezan hoy a incidir en el descontento general.

A esto usted le puede agregar un fenómeno relativamente nuevo en la Argentina, que son cuestiones relacionadas a la inseguridad, particularmente en las ciudades más grandes. En el caso del gran Buenos Aires hay una ola delictiva agresiva importante que hace que el tema de la seguridad en las encuestas aparezca -.incluso- como el problema número uno.

-En su reciente libro “Pensando un país”, usted señala que la oportunidad que tiene Argentina como país es extraordinaria. ¿Qué se está haciendo y qué no se está haciendo para no dejar pasar esta oportunidad?

-Las razones de esta oportunidad excepcional tiene que ver con algunos hechos internos y otros externos.

Hay un hecho interno notable después de la crisis del año 2001 y comienzos del año 2002, reconocida por todos como la peor crisis de este país desde el año 1890. En ese momento, tanto dentro del país como en el exterior, todos los análisis sentenciaban que Argentina no podía salir de esa crisis. Sin embargo el país salió, y salió solo, sin apoyos externos, sin capitales de organismos internacionales. Todo eso –desde luego- con un gran esfuerzo de toda la sociedad.

Ese es un gran activo. Que un país haya sido capaz de desmentir todos los pronósticos negativos existentes, y entrar en un período de estabilidad, de crecimiento, de inversión, de creación de empleos y de reducción de la pobreza, es un gran activo interno importante.

En lo externo, se ha agregado a partir del año 2007, algo que también se vivió en Chile, que son precios excepcionalmente altos de bienes que exportamos (materias primas) que nos da un margen de maniobra interesante.

Esas dos cosas son las que crean una situación excepcionalmente positiva, que en mi opinión Argentina no está aprovechando plenamente. Ello, por cuanto el gobierno ha entrado en políticas facilistas, populistas o voluntaristas que en el corto plazo suelen ser muy atractivas. Pero, a la larga tienen un costo alto en términos estratégicos.

-Para muchos entendidos, el sector privado está siendo asfixiado con políticas salariales, tributarias y cambiarias cada vez más arbitrarias y restrictivas. ¿Lo cree usted así?

-Los diferentes desequilibrios macro económicos están siendo enfrentados –erróneamente- con medidas de intervención, estatismo y políticas pro inflacionarias. El déficit fiscal con emisión monetaria, el peso de la importación de energía con restricciones al resto de las importaciones.

-Usted ha dicho que en la Argentina ya hay estanflación. ¿Cómo se percibe ello?

-El primer semestre de este año el crecimiento fue cero y la tasa de inflación del 25 %.  Esto es una situación coyuntural de estanflación.  El problema no es el corto plazo sino los crecientes desequilibrios de variables claves: la situación fiscal, la política monetaria, el desajuste del tipo de cambio, la insuficiencia de inversión.

-Por estos días estuvo de visita en Buenos Aires el destacado pensador francés Guy Sorman, quien señaló que el modelo kirchnerista no dejó nada para enseñarle al mundo, agregando que el Estado de Bienestar es “populismo auténtico” y el kirchnerismo, “discurso populista sin ninguna sustentación”. Por cierto, el kirchnerismo le hizo daño al país, y no todo el culpa de Macri.¿Cómo interpreta esas palabras?

-Guy Sorman, con quien estuve durante su paso por Buenos Aires,  es sin duda un pensador importante pero su óptica de las cosas tiene, para mi propia visión, una cuota de conservadurismo mayor que la que se requieren el mundo en desarrollo y hoy diría que la que se requiere incluso en el mundo desarrollado en situación de crisis.

-El tema del gasto público en la Argentina ha llegado a representar el 40 por ciento del PIB, en circunstancias que, hace solamente cinco años, éste representaba el 30 por ciento, lo que para los estándares internacionales ya era alto. ¿Qué se puede inferir de estas cifras?

-Efectivamente no solo desapareció gradualmente desde el 2006 en adelante el superávit fiscal record que el conjunto de la  Nación y las provincias alcanzaron  en el año 2005 (4,5 % del PIB), sino que además subió mas de tres puntos del PIB  la presión fiscal.     Ejemplo los subsidios a la energía y el transporte  que en el 2005 alcanzaron a $ 3500 millones de pesos fue el año pasado de 76.000 millones de pesos (casi 22 veces más) y hay estimaciones de 90.000 millones de pesos para este año.

SECRETO A VOCES: SU CANDIDATURA

-Usted ya no oculta sus deseos de postular a la presidencia. ¿Cree contar con suficiente “agua en la piscina”?

-Y bueno…esta candidatura ha surgido a petición de muchas fuerzas vivas y de colectividades políticas. He mantenido reuniones con docenas de importantes dirigentes del peronismo moderado, pero también con otras fuerzas políticas, como el partido Radical, el partido Socialista y grupos independientes, intentando sondear la factibilidad de formar una coalición amplia que se posiciones como una tercera vía que desafíe en las elecciones de octubre la polarización entre el kirchnerismo y el macrismo oficialista.

-¿Cuán distante se siente del kirchnerismo y de Macri?

-Fehacientemente, creo que Cristina Fernández y Mauricio Macri son dos extremos que no satisfacen. Conozco a muchos que votaron por Macri y están desencantados. Y no son personas del montón…no son de la masa volátil, sino de gente que se ilustra, que lee, piensa bastante y sabe de política. Mi crítica hacia Macri es por esa tendencia irrefrenable a absorberlo todo. En cuanto a su equipo asesor, los respeto…aunque me parece que no conciben en sus cabezas la idea de la alternativa y buscar acuerdos, cosa que es inherente a la sana política.

Yo he dicho muchas veces que los últimos cuatro años de Cristina K. fueron malos, dejaron una pesada herencia. Pero estos últimos años de Macri, en lugar de superar esa herencia, no han hecho otra cosa que profundizar la crisis.

EN EL AREA ECONOMICA

-¿Cree que en corto plazo el gobierno aprovechará la situación favorable que ofrece la soja, a un precio de 630 dólares la tonelada?

-Las bonanzas de origen externo suelen ser mal administradas y por ampliar los márgenes de maniobra terminan creando condiciones para profundizar los errores.    Esas son grandes oportunidades perdidas.

-En su libro “Pensando el país”, señala que para la Argentina “nuestro ámbito natural es el Mercosur, y en este contexto son relevantes nuestras relaciones con Brasil”. ¿Cómo valora el comportamiento de la Argentina en el Mercosur?

-El ingreso de Venezuela, por la ventana, ha afectado aún más el proyecto y poniendo en tela de juicio el compromiso con la economía de mercado que siempre estuvo presente en el Mercosur.

ATMOSFERAS PROBABLES

Uno de los escenarios posibles para la Argentina –tal vez el más crítico- es una agudización del ataque especulativo contra el peso argentino, lo que generaría una crisis de balanza de pagos en el corto plazo.

El otro escenario consiste en un proceso de involución más gradual, en el que la pérdida de confianza en el cuadro macroeconómico reduce la inversión y el crecimiento.  Todo ello considerando una eventual recuperación del crecimiento de China y Brasil.

-No hay condiciones, afortunadamente, para una GRAN CRISIS, al estilo de la MEGA CRISIS del 2001.   Hay si una dinámica, de lo que el gobierno llama el “modelo”, de crecientes desequilibrios  (es decir continuidad del sendero 2007-2012) pero ahora con el agotamiento de los márgenes de maniobra que existían a fines del 2005  (alto superávit fiscal,  alto superávit en la cuenta corriente del balance de pagos, tipo de cambio favorable a la competitividad y alta inversión y creación de empleo privado).    Ello se combina con la creencia que esos desequilibrios sin márgenes de maniobra pueden ser enfrentados con mayor estatismo.

Roberto Lavagna junto a nuestro medio: “En este momento, lo medular es salir del marasmo económico”

-Se percibe que el gobierno de Cristina Fernández no tuvo claro su recetario económico. Más bien los une el antiyanquismo y el anticapitalismo. El gobierno parece no tener claro su perfil ideológico, pero sí un credo básico, una especie de cartilla populista.

Por su parte, todo indica que Mauricio Macri suscribe un modelo de mercado con prescindencia de lo social…

-Si uno mira las cosas con una perspectiva histórica, que siempre es bueno tenerla, lo que uno puede ver es que en la Argentina hay una cierta tendencia a adoptar modelos. A mí la palabra modelo no me gusta y prefiero hablar de sistema. Bueno, en los años 90 Argentina usó un sistema hiper capitalista de absoluta adscripción hacia las políticas ortodoxas recomendadas en el Consenso de Washington, que duró once años y cuyos resultados fueron malos. A tal punto que desembocaron en la famosa crisis del año 2001 y 2002.

Ahora, con los Kirchner hubo efectivamente un sistema más bien intervencionista, con un Estado muy presente, sea como productor, sea como regulador, y al mismo tiempo con baja eficiencia para hacer todo eso. Es ese sistema lleno de voluntarismo y con mucho de populismo.

Si algo caracteriza a la Argentina son estos bandazos entre modelos extremadamente ortodoxos e incorrectamente ortodoxos;y modelos plenamente heterodoxos. En muchos casos –y como usted muy bien decía- anticapitalistas.

El gran desafío de la Argentina hoy es cómo lograr parar este péndulo, porque lo perjudicial de ese modelo pseudo-izquierdista aplicado por los Kirchner… le ha sucedido un movimiento hacia la derecha.

Y bueno, a veces Argentina lo ha logrado, pero lo ha logrado por poco tiempo. Por ejemplo, la salida de esa gran crisis del 2001-2002 y cuya salida se produce el año 2006, había sido calificada por los economistas argentinos y algunos internacionales como un modelo heterodoxo/ortodoxo.

Y efectivamente algo de eso hubo. Usamos una serie de políticas de recetas que no eran plenamente n i lo uno ni lo otro. Y creo que fue precisamente eso lo que le permitió al país salir de esa gran crisis.

Por lo tanto, veo que el desafío para el país consiste en cortar esa racha que lleva ya cuarenta años, y lograr –con pragmatismo y seriedad- combinar aspectos de la ortodoxia normal en cualquier economía, con medidas heterodoxas. De paso digamos que en el mundo estas medidas son más aceptadas, porque ellos tienen la experiencia del 2008 y 2009 –de la cual del todo no han salido- y han entendido que sus propias recetas no servían. Que también tenían que incorporar elementos heterodoxos. De manera que hasta en eso está servida la oportunidad para la Argentina. El hecho de haber sido nosotros pioneros en usar una combinación de políticas que al país le dio grandes resultados, hasta que se volvió a entrar en el facilismo.

-¿Por qué cree usted que en la Argentina actual no hay lugar para un modelo social demócrata?

-Efectivamente no se ha dado acá porque este fenómeno de los extremos  -que es un fenómeno social- es también algo que está al interior del principal partido político del país que es el peronismo.

Y está en una situación tal que uno ya no sabe cual es causa y cual es efecto; si es el principal partido el que empuja a que el país se comporte así, o si es la sociedad la que lleva a ese principal partido a comportarse de esa manera.

Esto demuestra que al justicialismo le pasa lo que le pasa a la sociedad argentina en su conjunto.

 

 

 

 

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